La costumbre, vulgarmente entendida como lo que se ha hecho toda la vida y que por eso mismo se seguirá haciendo siempre, es uno de los argumentos que sostienen algunos para apoyar la tauromaquia.
Existen muchas personas en España que siguen este deleznable espectáculo por tradición, no forman parte de la corriente radical del movimiento taurino que llama al asesinato, arte. No llevan su reflexión tan lejos, simplemente lo aceptan porque es lo que han visto siempre. Tampoco analizan la tortura a la que se somete a un ser vivo, el daño innecesario que sufre para deleite de unos bárbaros.
Nadie les ha educado en el respeto a todos los seres vivos ni les ha mostrado el sufrimiento que existe detrás de una corrida de toros. Son analfabetos emocionales, les cuesta sentir, nadie ha fomentado que amen al resto de humanos y menos aún a los seres vivos, esto nunca ha sido una prioridad. Al contrario, se les ha animado a que sean competitivos, hagan de sus vidas el centro de su universo y que de lo que les ocurre a los demás se encarguen otros; a ser posibles personas anónimas para ellos. La lejanía de la realidad es lo que alimenta a estos humanos pasivos, cuyas cruzadas son: la hipoteca, su trabajo, las letras del coche, que gane su equipo de fútbol y aguantar a su familia.
Por la pasividad de estas personas más "humanoides" que seres humanos, se maltratan animales cada día impunemente y se matan toros, no sólo como negocio, sino también en forma de homenajes y de actos solidarios. ¿Dónde hemos llegado? Esto tiene que parar.
¿Cómo es posible que se celebre un homenaje a un deportista, Paco Fernández-Ochoa, con una becerrada? Me molesta que se recuerde su trayectoria deportiva matando a unos pobres becerros, me hace daño, no me parece informativo. Este buen deportista era taurino y disfrutaba viendo morir toros, supongo que por eso, su familia y amigos le demuestran su amor con un espectáculo dantesco, con una representación tenebrosa de la muerte... Me imagino que cuando él agonizaba debido al grave cancer que padecía, vivió en primera persona el dolor que tanto jaleó en las plazas, pero ya era demasiado tarde para reflexionar.
Y para acabar, el sábado en Vistalegre, se celebró una corrida con el fin de recaudar fondos para la lucha contra el cancer. ¿Qué mente sensata puede relacionar los términos solidaridad y asesinato o ayuda y tortura? Son excluyentes, no es compatible adherirse a una causa justa, matando seres vivos, pues se convierte inmediatamente en injusta.
¡Cuánta educación se necesita en este país! En teoría, las padres son los educadores primarios de sus hijos, pero cómo podemos confíar en personas con una falta de compromiso tal y un deficit emocional tan profundo.
Existen muchas personas en España que siguen este deleznable espectáculo por tradición, no forman parte de la corriente radical del movimiento taurino que llama al asesinato, arte. No llevan su reflexión tan lejos, simplemente lo aceptan porque es lo que han visto siempre. Tampoco analizan la tortura a la que se somete a un ser vivo, el daño innecesario que sufre para deleite de unos bárbaros.
Nadie les ha educado en el respeto a todos los seres vivos ni les ha mostrado el sufrimiento que existe detrás de una corrida de toros. Son analfabetos emocionales, les cuesta sentir, nadie ha fomentado que amen al resto de humanos y menos aún a los seres vivos, esto nunca ha sido una prioridad. Al contrario, se les ha animado a que sean competitivos, hagan de sus vidas el centro de su universo y que de lo que les ocurre a los demás se encarguen otros; a ser posibles personas anónimas para ellos. La lejanía de la realidad es lo que alimenta a estos humanos pasivos, cuyas cruzadas son: la hipoteca, su trabajo, las letras del coche, que gane su equipo de fútbol y aguantar a su familia.
Por la pasividad de estas personas más "humanoides" que seres humanos, se maltratan animales cada día impunemente y se matan toros, no sólo como negocio, sino también en forma de homenajes y de actos solidarios. ¿Dónde hemos llegado? Esto tiene que parar.
¿Cómo es posible que se celebre un homenaje a un deportista, Paco Fernández-Ochoa, con una becerrada? Me molesta que se recuerde su trayectoria deportiva matando a unos pobres becerros, me hace daño, no me parece informativo. Este buen deportista era taurino y disfrutaba viendo morir toros, supongo que por eso, su familia y amigos le demuestran su amor con un espectáculo dantesco, con una representación tenebrosa de la muerte... Me imagino que cuando él agonizaba debido al grave cancer que padecía, vivió en primera persona el dolor que tanto jaleó en las plazas, pero ya era demasiado tarde para reflexionar.
Y para acabar, el sábado en Vistalegre, se celebró una corrida con el fin de recaudar fondos para la lucha contra el cancer. ¿Qué mente sensata puede relacionar los términos solidaridad y asesinato o ayuda y tortura? Son excluyentes, no es compatible adherirse a una causa justa, matando seres vivos, pues se convierte inmediatamente en injusta.
¡Cuánta educación se necesita en este país! En teoría, las padres son los educadores primarios de sus hijos, pero cómo podemos confíar en personas con una falta de compromiso tal y un deficit emocional tan profundo.
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