Me da vergüenza ajena ver a través de mi ventana como varios cuarentones se divierten con un megáfono y tirando petardos. ¿Por qué están tan felices? La respuesta es muy simple porque el Real Madrid F.C. ha ganado su 31ª Liga de fútbol.
Desafortunadamente esto no es un hecho aislado, fueron 100.000 personas las que se acercaron a Cibeles a celebrar el triunfo con su equipo. Entiendo que les pueda gustar el fútbol como deporte, pero ¿a qué viene ese fanatismo? Resulta ridículo ser fan cuando se sale de la adolescencia y estos señores, con riesgo ya de infarto, barriga cervecera, resultan extremedamente patéticos.
Es una pena que en este país todo dé lo mismo, a excepción del fútbol. Muere el expresidente Calvo-Sotelo y a casi nadie le importa. Se convoca una manifestación antitaurina y acuden un millar de personas. ¿Por qué tanto pasotismo en el resto de temas sean sociales o políticos? Ya ni siquiera es la religión quien aliena al pueblo, sino los fútbol. Los futbolisas son considerados por los aficionados dioses: ganan mucho dinero, tienen cochazos y se casan con modelos. Por eso, estos señores frustrados ponen a sus hijos a dar patadas a un balón en cuanto se pueden tener en pie. Les da igual lo que hagan en el colegio, pero en el campo de fútbol tienen que ser los mejores.
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