De acuerdo a un informe de la organización de agricultura y alimentos de Naciones Unidas (FAO) “La larga sombra de las explotaciones ganaderas –problemas y efectos medioambientales”, la producción global de carne se duplicará de 229x109 kg/año en 1999/2000 a 465x109 kg/año en 2050 (Steinfeld et al. 2006. Documento FAO). Este volumen de crecimiento se producirá en los países en desarrollo mediante sistemas de producción intensiva donde las economías de escala causarán un fuerte incremento del tamaño de las operaciones. Se espera que el crecimiento en un futuro de los recursos de las explotaciones ganaderas se corresponda con un crecimiento similar de la cantidad de alimento concentrado que se usa.
El área total ocupada por los pastos de las explotaciones ganaderas es de alrededor de 34x1062, lo que equivale al 26% del terreno del planeta (Steinfeld et al. 2006). El área total usada para cosechas destinadas a la alimentación es alrededor de 4.7x106 km2, lo que equivale a un 33% del terreno cosechado. La mayoría de los terrenos cosechados se localizan en países de la OECD, sin embargo algunos países en vías de desarrollo están aumentando rápidamente la producción de cosechas destinadas a la alimentación, en concreto maíz y soja en Sudamérica, en particular en Brasil. El área total destinada a la producción de cosechas de regadío se estima en alrededor de 28x106 km2, de los cuales el 45% es un área forestal (12.6x106 km2) (Steinfeld et al. 2006). El ganado contribuye con un 9% de las emisiones de CO2, el 37% de metano y el 65% de óxido nitroso. Expresado en términos de CO2 y equiparándolo a las emisiones gaseosas de la producción ganadera, ésta es responsable de aproximadamente el 18% del efecto del calentamiento global. Es una contribución superior al total del sector del transporte. En cuanto a la contaminación de las emisiones gaseosas que no están relacionadas con el cambio climático, el ganado contribuye con un 68% del total de las emisiones de amoniaco (30x109 kg/year) (Steinfeld et al. 2006). Alrededor de 0.13x106 km2 de bosque se pierde cada año y en su mayoría se convierte en terrenos agrícolas. (Steinfeld et al. 2006).
Además el impacto medioambiental de la producción de carne, la ganadería intensiva y el transporte mundial de ganado y productos animales han contribuido a la aparición de enfermedades infecciosas que no sólo afectan a los animales, sino que suponen una amenaza para los humanos de todo el mundo. (Tilman et al. 2002). Mientras tanto, en las sociedades occidentales hay un incremento de la preocupación por los problemas y el bienestar de los animales relacionados con la producción industrial (Croney and Millman 2007) donde los principios económicos convencionales fuerzan al desarrollo de rutinas de producción donde los animales vivos son tratados como objetos capitalistas inanimados.
La perspectiva del negocio indica: (i) la concentración ganadera espacial y comercialmente continuará creciendo, (ii) la presión para la expansión de las cosechas agrícolas aumentará, y el impacto medioambiental asociado a la deforestación, el agotamiento del agua, el cambio climático, la biodiversidad perdida, (iii) la contribución de la ganadería al efecto invernadero se incrementará y (iv) la desertización inducida por la ganadería en las tierras áridas y semi-áridas en el mundo avanzará, sobre todo en África y el sur y el centro de Asia (Steinfeld et al. 2006).
Es un tremendo reto político y económico cambiar este nefasto escenario hacia uno más sostenible si continuamos basando el consumo de carne únicamente en la producción de animales. Se demandarán sacrificios que irán probablemente mucho más allá de lo que aceptado por la mayoría de los ciudadanos en los países desarrollados. Un camino para evitar esto es explotar el potencial de la moderna biotecnología y los procesos tecnológicos para producir carne, a partir de células musculares normales de un progenitor en un biorreactor a escala industrial. Si esta estrategia de producción reemplaza una parte sustancial de la producción de carne, podría permitir el desarrollo de explotaciones ganaderas más pequeñas que puedan ser competitivas y ofrecer un mercado cárnico de alto nivel, certificado ecológicamente, y que tenga en cuenta los requisitos básicos para el bienestar animal.
La tecnología cárnica basada en el respeto medioambiental se apoya en cuatro premisas básicas: (1) el cultivo de células madre a partir de los animales de ganadería seleccionados que son capaces de proliferar en un alto porcentaje, pero que no diferencian, (2) la eficiencia de la diferenciación de estas células madre en células musculares que contengan todos los nutrientes presentes en la carne convencional, (3) la aplicación de un medio de cultivo que no tenga productos de origen animal, y (4) la organización de las células musculares en estructuras musculares tridimensionales.
Referencias:
1. Croney, C. C., S. T. Millman. 2007. Board-invited review: The ethical and behavioural bases for farm animal welfare legislation. Journal of Animal Science, 85: 556-565.
2. Steinfeld, H., P. Gerber, T. Wassenaar, V. Castel, M. Rosales, C. de Haan. 2006. Livestock's long shadow - Environmental issues and options, FAO document, 390 pp.
3. Tilman, D., K. G. Cassman, P. A. Matson, R. Naylor, S. Polasky. 2002. Agricultural sustainability and intensive production practices. Nature, 418: 671-677.
http://invitromeat.org/content/view/12/55/
No hay comentarios:
Publicar un comentario